Es bien sabido lo que ocurrió la madrugada del 27 de febrero aquí en Chile, también son evidentes las consecuencias de aquel día. Ciudades enteras derrumbadas, miles de familias perdieron su hogar, sus seres queridos, perdieron el trabajo de muchos años. Muchas de estas desgracias se pudieron haber evitado si las comunicaciones necesarias hubieran existido sin reparos. Se habría evitado la enorme cantidad de gente que murió y desapareció por el maremoto posterior al terremoto. Y es por eso que el tema a hablar en esta oportunidad tiene por nombre: la ONEMI y el SHOA ¿Amorío roto?
Los problemas de comunicación que tuvieron estas dos instituciones hicieron, en primer lugar, ridiculizar al gobierno de Chile, pues se manifestó que no ocurriría un tsunami y todo eso por respaldo del SHOA. Horas más tarde, la zona costera de las séptima y octava región fueron arrasadas por las olas. Grave error. Ése fue el desencadenante. Ambas instituciones que están encargadas de velar por las catástrofes que pudieran ocurrir, estuvieron incomunicadas, dieron y recibieron información errónea trayendo consecuencias graves. ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué la ONEMI y el SHOA se incomunicaron cuando deberían haber tenido todas las precauciones posibles para reaccionar ante cualquier eventualidad? ¿Quiénes son los culpables aquí? Tal vez ambos, tal vez uno de ellos. Cada parte debió haberse asegurado de la buena comunicación, de asegurar que la comunicación persista ante cualquier cosa. También debió existir un organismo o un dirigente que estuviera encargado de las órdenes de la planificación de las reacciones pues, aunque muy pocos tengan verdadero conocimiento de esto, un Ministro del Interior y un Ministro de Defensa eran más necesarios que cualquier otra persona para acompañar a la presidenta. ¿Por qué? Ricardo Lagos Escobar, presidente de la República, Michelle Bachelet Jeria, Ministra de Defensa, José Miguel Insulza, Ministro del Interior, en el año 2002, cuando poseían los cargos anteriormente nombrados, colocaron en vigencia el nuevo “Plan Nacional de Protección Civil”(Del anterior Plan Nacional de Emergencia impuesto en 1974 por el Gobierno Militar) que quitaba el poder a las Fuerzas Armadas para actuar en caso de emergencia. A qué viene todo esto con el tema a tratar, que, aunque la responsabilidad de las comunicación es de las instituciones como ONEMI y SHOA, también se debió tener a los Ministros que están a cargo en caso de catástrofes dirigiendo, dando órdenes y esperando que se cumplan sean en las condiciones que sean. Es por esto, por un terremoto que nos sorprendió a todos, que imposibilitó una adecuada organización, que colapsó a las instituciones de la Oficina Nacional de Emergencias y del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, y que imposibilitó también las medidas según la información que cada uno tenía y la nula capacidad de transmitir lo que tuvieran. Las comunicaciones dañadas tuvieron por consecuencia un mal trabajo por parte de los escalafones correspondientes, primero, los ministros, segundo, la ONEMI y tercero, la Armada, que tenía relegada menos poder en estos asuntos. ¿Amorío rotos entre ambas instituciones que se respaldaba la una a la otra? Sí, por falta de información, comunicación y posiblemente por la falta de conocimiento del llamado “Plan Nacional de Protección Civil”, también una mala organización, mala disposición pues según mi parecer es inconcebible que un país que se caracteriza por ser sísmico carezca de un equipo profesional adecuado, adaptado y preparado para dirigir en caso de emergencias. Creo que no es correcto culpar a alguien específicamente porque creo que la organización depende de muchas personas, y es casos así, va a ser muy difícil volver a confiar, restablecer las relaciones que existían anteriores al terremoto. Hay discrepancias entre la ONEMI y el SHOA por ver quién tiene la culpa, pues en situaciones así, se tiende a buscar culpables. La culpables que son la mala organización, las malas propuestas, la carencia de un equipo y de las herramientas adecuadas que necesita Chile por ser sísmico, por tener un historial de terremotos catastróficos, porque, no porque sea sísmicos, y los temblores sean “frecuentes”, vamos a dejar de lado la seguridad por un asunto de constancia o rutina, y característica natural del país. Con mayor razón, hay que estar más preparados, sobre todo si estamos entre los países que están en pleno desarrollo, porque no sería ningún chiste que en 25 años más se viniera abajo el esfuerzo de nosotros, ahora, el esfuerzo de muchos, durante largo tiempo, para reconstruir el país. La tarea es de todos, pero de las autoridades una buena organización y preparación. Estamos en mala situación, hay muchas cosas que resolver, pero creo que se debería dar prioridad a formar un equipo altamente preparado para catástrofes, tecnologías que acompañen ante cualquier situación y que no fallen.
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